ENFERMEDAD DE PARKINSON. Ganglios Basales y Rehabilitación

2015-10-05    |    Parkinson, Artículos

ENFERMEDAD DE PARKINSON. Ganglios Basales y Rehabilitación

La Enfermedad de Parkinson (EP) es una enfermedad neurodegenerativa crónica del Sistema Nervioso Central que afecta a los Ganglios Basales, produciéndose una reducción progresiva de neuronas de la sustancia negra que es la generadora de Dopamina (1). La Dopamina es un neurotransmisor involucrado en la organización del movimiento, por lo tanto, este déficit provoca toda una serie de alteraciones motoras como temblor en reposo, bradicinesia, acinesia, rigidez muscular, alteración de la postura, trastornos del equilibrio y de la marcha (2). 

¿A qué se deben estas alteraciones motoras? Es importante entender como la alteración no está en el propio músculo sino en el cerebro, que no es capaz de dirigir el movimiento correctamente. La organización del movimiento normal en el hombre es fruto de una compleja interacción e integración de diferentes áreas cerebrales. Cada área da una aportación diferente a este proceso para poder obtener un movimiento correcto (1), en el momento que alguna de éstas áreas no funciona correctamente vemos alterado el movimiento.

 Por lo tanto, es importante que el terapeuta que se ocupa de la rehabilitación y las personas diagnosticadas de la EP conozcan cuáles son les estructuras alteradas o lesionadas per el proceso patológico; cuál es el funcionamiento normal de estas estructuras; cómo estas estructuras están afectadas per la lesión y cómo se pueden activar para facilitar el proceso de recuperación.

 La Sustancia Negra (a través de la generación de Dopamina) participa fundamentalmente en la planificación de los movimientos complejos (2), es por esto, que en la EP no vemos alterado el movimiento analítico (como por ejemplo levantar un brazo o mover una pierna), y en cambio si encontramos alterada la capacidad de caminar o hacer cosas complejas como por ejemplo abrocharse unos zapatos. Esta planificación de movimientos complejos la desarrolla gracias a una serie de conexiones con otras áreas de nuestro cerebro. Los ganglios basales reciben los inputs (información) de la corteza cerebral y envían sus outputs de nuevo (información elaborada), a través del tálamo que es como una estación que distribuye la información hacia la corteza cerebral, concretamente a áreas prefrontales y premotoras que son las que tienen la función de planificar y ejecutar la acción. Cada una de estas áreas que acabamos de describir, tienen un papel importantísimo dentro de una compleja cadena, en el momento que alguna no funciona correctamente se ve alterado el resto.

Tradicionalmente se pensaba que los ganglios basales solo intervenían en el control del movimiento voluntario, pero actualmente se sabe que contribuyen en otras funciones como las oculomotoras, las cognitivas y las emocionales.

Toda esta red de conexiones y la modulación proporcionada por los ganglios basales sirve para conseguir una planificación, iniciación y terminación apropiada de los movimientos voluntarios; sobre todo de aquellos movimientos con una dimensión cognitiva compleja (2).

Para orientar el tratamiento neurorehabilitador de forma eficiente, es imprescindible conocer estos procesos y saber valorar cómo están alterados en cada caso para poderlos trabajar durante la terapia y así mantener activas las áreas afectadas. 

Para más información pueden contactar directamente con el autor:

Carolina Comellas Batlle email: ccomellas@centroperfetti.com                                                                    

BIBLIOGRAFÍA           

1.       Kandel E R. Principios de Neurociencia. 1º edición. McGraw-Hill, 2001.

2.       Purves D, et al. Invitación a la neurociencia. Buenos Aires: Editorial Médica Paramericana, 2001.

 



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